La palabra bonsái es un término japonés que significa literalmente «naturaleza en bandeja». Se trata de un arte que consiste en cultivar árboles o arbustos controlando su tamaño para que permanezcan de un tamaño muy inferior al natural, mediante técnicas, como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado, etcétera, y modelando su forma para crear un estilo que recuerda una escena de la naturaleza. Siendo realistas, hoy en día, el bonsái se puede creer que es un filosofía o forma de vida en si misma.
Los bonsáis no son plantas genéticamente empequeñecida, sino que se mantienen pequeñas dándole forma, podando el tronco, las hojas y las raíces cada cierto tiempo, dependiendo de la especie. Puede resultar muy difícil en un principio por la profundidad de este mundo pero con un riego adecuado, una ubicación de exterior y un sustrato drenante tenemos el 80% del trabajo realizado.
Origen del bonsái
El origen del bonsái se remonta a la China del siglo III a.C., donde se cultivaban árboles en miniatura en recipientes de cerámica. En el siglo XVI, el bonsái llegó a Japón, donde se desarrolló como un arte independiente.
Otras teorías indican que el origen del bonsái nace en el antiguo Egipto, durante el reinado de de la faraona Hatscheptsus aunque la teoría más aceptada la ubica en china durante la Dinastía Tsin.
¿De dónde nace el bonsái?
Existen múltiples teorías de los motivos por los cuales se empezaron plantar árboles en macetas con un tamaño comedido pero en mi opinión hay 2 que son las mas relevantes o quizá, las más bonitas.
La primera de ellas es por recordar algún gran árbol que se tenía en el lugar de origen en algún pueblo obligado a ser nómada debido a guerras u otros motivos. No existían móviles y cámaras de fotos para tener un recuerdo de su infancia por lo que se aprendió a cultivar estas especies en una maceta y en un tamaño que fuesen trasportables.
Por otra parte, aunque la medicina modera arrasa hoy en día ante una medicina naturalista, en los años que no existían farmacias y los curanderos o curanderas no podían tener a su alcance todas las plantas medicinales a su alrededor, el cultivo de estos se hizo obligatorio para poder subsitir en aquellas épocas.
Por un poco de culturilla general, he de comentar que los grandes cargos o eminencias de oriente siempre han tenido grandes bonsái, no de tamaño sino de trabajados, puesto que siempre ha sido un signo de poder.
Macetas usadas en bonsái
Tal como hemos explicado con anterioridad, la palabra bonsái significa naturaleza en bandeja, por ello, casi todas sus macetas serán más anchas que altas. Esto ocurre porque de manera natural podemos tener más raíces sanas de manera circular al rededor del tronco que de otra manera.
Clasificación de bonsái
Podemos clasificar los bonsái por su forma o estilo, tamaño y familias
Los bonsáis se clasifican en diferentes estilos, según la forma del tronco, las ramas y las hojas. Algunos de los estilos más comunes son:
- Vertical formal (chokkan): El tronco es recto y vertical, con ramas que se extienden hacia arriba.
- Vertical informal (moyogui): El tronco es recto, pero con una ligera curvatura.
- Inclinado (shakkan): El tronco está inclinado hacia un lado.
- Cascada (kengai): El tronco desciende desde la maceta pasando el fondo de la maceta
- Azotado por el viento (fukinagashi): Todas las ramas van hacia un lado imitando un viento constante.
- Literati (bunjin): Difícil de definir. Suelen ser altos, con el verde arriba y escaso.
Por otra parte se pueden clasificar según la altura que tienen desde la base o parte alta de la maceta hasta su ápice, parte más alta del bonsái.
- Shito o Keshitsubu: debajo de los 5 centímetros.
- Mame: entre 5 y 15 centímetros.
- Shohin menos de 25 centímetros.
- Komono o Kotate Mochi: entre 15 y 31 centímetros.
- Chumono: entre 30 y 60 centímetros.
- Omono: entre 60 y 120 centímetros.
- Hachi-Uye: bonsáis de más de 130 centímetros.
Y sé que estás pensando en el punto de vista decorativo que puede tener un bonsái y su mundo, pero es mucho más que eso, por ello, te voy a dar 5 puntos que has de tener en cuento en lo que tu vida va a cambiar.
- Zen en casa: Un bonsái es como un pedacito de calma en tu propia casa. Mientras lo cuidas, te da un motivo para relajarte, respirar hondo y liberarte del estrés cotidiano. Es tu mini spa vegetal.
- Lección de paciencia: ¡Ah, la paciencia! Con un bonsái, aprenderás a esperar y disfrutar del proceso. Verás cómo el tiempo y tus cuidados lo transforman poco a poco. Es como una lección lenta pero valiosa en un mundo lleno de prisas.
- Contacto con la naturaleza: ¿Extrañas la naturaleza? Un bonsái te trae un poquito de ella a tu casa. Puedes tocar sus hojas, sentir la tierra y admirar su belleza sin salir de tu sala. Es como tener un trocito de bosque en casa.
- Desarrollo de tus dotes verdes: Mantener un bonsái te convierte en el maestro de tu propia selva en miniatura. Aprendes sobre su cuidado, sus necesidades y cómo darle forma. Es como tener tu academia personal de botánica.
- Conversación de fiesta: Y no te olvides de la conversación. Cuando amigos y familiares vean tu bonsái, será el tema de conversación. Es como tu as bajo la manga para romper el hielo en cualquier reunión. «¿Has visto mi bonsái? ¡Es increíble!»
Así que, en resumen, un bonsái no solo es una planta bonita, es un pequeño maestro zen que puede alegrarte la vida de muchas maneras. ¡Dale una oportunidad y verás! 🌿😊
Regala vida, regala un bonsái.